Lo viste. Seguro que vos también, alguna vez, lo viste
Te hablo de ese eterno ciclista solo, tan solo, que repecha las calles por la noche
Usa las botamangas del pantalón bien metidas en las medias
Y una boina calzada hasta las orejas, ¿te fijaste?
Nadie sabe, no, de dónde cuernos viene
Jamás se le conoce a dónde diablos va
De todos modos, si lo vieras pasar, miralo con mucho amor
Puede que sea, otra vez
El flaco que tenía la bicicleta blanca
Silbando una polkita cruzaba la ciudad
Sus ruedas, daban pena: Tan chicas y cuadradas
¡Que el pobre se enredaba la barba en el pedal!
Llevaba, de manubrio, los cuernos de una cabra
Atrás, en un carrito, cargaba un pez y un pan
Jadeando a lo pichicho, trepaba las barrancas
Y él mismo se animaba, gritando al pedalear
¡Dale, Dios! ¡dale, Dios!
¡Meté, flaquito corazón!
Vos sabés que ganar
No está en llegar sino en seguir
Todos, mientras tanto, en las veredas
Revolcándonos de risa
¡Lo aplaudimos a morir!
Y él, con unos ojos de novela
Saludaba, agradecía
Y sabía repetir
¡Dale, Dios! ¡dale, Dios!
¡Dale con todo, dale, Dios!
Pero cierta noche, su horrible bicicleta con acoplado entró a sembrar una enorme cola fosforescente. ¡increíble!: Los pungas devolvían las billeteras en los colectivos; los poderosos terminaban con el hambre; los ovnis nos revelaban el misterio de la paz; el intendente, en persona, rellenaba los pozos de la calle, y hasta yo, pibe, yo que soy las penas, lloré de alegría bailando bajo esa luz la polka del ciclista
Después, no sé, ¡te juro!, por qué siniestra rabia
No sé por qué lo hicimos ¡lo hicimos sin querer!
Al flaco, ¡pobre flaco!, de asalto y por la espalda
Su bicicleta blanca le entramos a romper
Le dimos como en bolsa, si asco, duro, en grande
La hicimos mil pedazos Y, al fin, yo vi que él
Mordiéndose la barba, gritó: ¡que yo los salve!
Miró su bicicleta, sonrió, se fue de a pie
(Mi viejo flaco nuestro que andabas en la tierra: ¿cómo te olvidaste que no somos ángeles sino hombres y mujeres?)
Flaco
No te pongas triste
Todo no fue inútil
No pierdas la fe
En un cometa con pedales
¡Dale que te dale!
Yo sé que has de volver